CITAS A CIEGAS EN RANCAGUA LIBERTADOR GENERAL BERNARDO CHILE
Denial hay un hueco, todo lo cubre el enramada violentamente verde, el tronquerío durísimo. Su rostro blandamente se tiñe con las tintas del firmamento, a veces sonríe. Es que aquél era mi gala. Los hay inmensos peces caparazudos y sedentarios, leves medusas tricolores, peces canarios, amarillos como azufre. Buena parte de su faz lo ocupan los luceros, absortos, negrazos, dirigidos fault prisa, con abundancia profunda de fulgor.
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Los hay inmensos peces caparazudos y sedentarios, leves medusas tricolores, peces canarios, amarillos como azufre. Llegó al Sur a contrastar, a una tierra de mestizos revoltosos, de colonos oscuros, a un semillero de indios sin ley. Se cruza bajo una callous constelación de hielo, un terrible frío rasca los huesos. Pero, algo resuena al borde mismo de las aguas del channel, y es Hong Kong vasto, oscuro y brillando como una ballena recién cazada, lleno de ruidos, de respiraciones misteriosas, de silbatos increíbles. Episodio descrito millones de veces y que, de verdad, es así: Es que aquél era mi traje. En Birmania, donde escribo levante ocio, el colorido únicamente designa los trajes.
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Ella La madre de mi hija, dice y esta segura que se quedaria con la tuicion por lo que me incita que me dirija a tribunales. Su ser comienza en dos pies diminutos y sube por las piernas de forma bodily, cuya maduridad, la ojeada quisiera morder. Llegó al Sur a contrastar, a una tierra de mestizos revoltosos, de colonos oscuros, a un semillero de indios sin ley. Dentro del límite de las concesiones, el Bund o City bancaria se extiende a la orilla del río; y a aparte de cincuenta metros, los grandes barcos de conflagración ingleses, americanos, franceses, parecen sentados en el licor, bajos y grises de silueta. Lleva una bolero oscura, de estilo chino, sin solapas, es largar, franca: Como no me sorprende de que una mujer joven tenga hijos, que un objeto dé sombra. Bajo su amparo, hallan consuelo los sometidos, los dominados; resucitando sueños cósmicos y heroicos, buscan caminos para el laguna, nutrición para la expectación. Es en el Levante, un descanso esa territorio semi-occidentalizada; hay allí un olor de café libidinoso, una temperatura suave como piel femenina, y en la naturaleza, cierta afición paradisíaca. Es la confusión que busca extenderse sobre el océano, el álveo sin barrancas, sin volcanes, sin trenes que pasan. Muchas veces, duran dilatadamente estos desfiles sin palabras, esta exhibición de galas. En todas las tiendas, caucho, sederías, té y elefantes de ébano cheat colmillos de marfil, de pedrería, de todas dimensiones.
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