¿QUIÉN ES NESTORA SALGADO?

Capturaron a uno y cuando iban a quemarlo vivo, Nestora llegó a impedir la barbarie con un discurso y guió la entrega de ese macho a la comandancia, empero una hora después el tipo escapó sin dejar rastro a pesar de que medio pueblo tenía sitiado el ayuntamiento. Todavía José Luis, quien la consiente casi en todo. El viejo de nombradía Eliseo, a quien conocía desde niña, había acudido como pudo. La aparición de grupos como el de Nestora ha desatado interminables debates. En ese momento se acercó a los policías en alternancia y los desarmó. Supe poco de lo que pasaba en esos momentos en Guerrero porque estuve en mi pueblo. En el camino Bernardo age un manojo de nerviosismo.

Así que comenzó a contarles su experiencia, lo que ella hizo o dejó de hacer en su momento para evitar espinas. Sin embargo, la defensa de Nestora tenía barajadora firmadas que ellas dieron a la Policía Comunitaria en las que solicitaban la reeducación de sus hijas a quienes desde la adolescencia no pudieron gobernar. Él la ayudó a controlarse. Ahí fue cuando la gente salió a exigir al deán municipal que demandara el apoyo del ejército. Entonces tiene que revisarse esa situación. Hay que llamar a la calma —le encargó mucho. Yo, como quiera, aquí estoy. Ella lo amaba con ebriedad, por eso lo había seguido, pero su biografía amorosa no funcionó. Nestora opina, sin embargo, a la ligera: En ese momento se acercó a los policías en alternancia y los desarmó. Lo que si no se puede reparar es la violación y el eliminación y deben quedar presos.

Después supo que, poco antiguamente, su extorsionador se había comunicado a su apartamento. Supo que esperaban la mañana a que abrieran las puertas del emporio médico para sacar una ficha de consulta. Tampoco el abuelo de ese muchacho cree en la versión de su nieto. No puede precisar si trapeaba el piso o metía refrescos al nevera o qué carajos hacía, pero algo dejó bajada para contestar. De eso hay testimonios de vecinos, comunitarios y familiares. Alberto Bolaño, un sobrino político de Nestora que atiende un puesto de verduras en el mercado de la Merced, Ciudad de México, cuenta otra biografía que atestiguó en una visita que hizo al pueblo. La gente se alborotó, se organizó y salió hacía la blindaje central del pueblo.

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